A la basura con la MOLESKINE

Hace no mucho, Kowalsky comentaba en su blog que en sus viajes a todo lo largo y ancho de este mundo iba siempre acompañado de su MOLESKINE con la esperanza de encontrar un momento para plasmar sus experiencias y pensamientos. Sin embargo, a su pesar, esa compañera inseparable seguía virgen y ha sido ahora mediante la MOLESKINE digital cuando ha salido a la luz su yo más auténtico. Es posible por lo tanto, que esas ideas gestadas y acumuladas durante sus viajes adquieran ahora mayor madurez fruto del recuerdo y la reflexión. O, simplemente que ahora, haya encontrado el momento oportuno para escribir. En cualquier caso me alegro que haya elegido el formato digital pues con la MOLESKINE clásica, de tapas de piel y páginas amarillentas, esos pensamientos hubieran quedado ocultos, aprisionados por la goma de cierre.

Yo no he viajado tanto como Kowalsky, aunque sí lo suficiente como para ir también acompañado de mi MOLESKINE. Con frecuencia la metía junto a mi cámara de fotos con la sana intención de hacer anotaciones sobre mis fotos o añadir con palabras lo que el ojo no siempre ve. Sin embargo he de reconocer que también mi MOLESKINE sigue inmaculada.

Igual tiene que ver algo con la familia que debamos comprobar. ¿Quién tiene MOLESKINE? ¿Quién la utiliza para algo más que decorar la mesilla de noche?

Si bien la posesión de una MOLESKINE inmaculada nos asemeja, no así el cómo se fraguan las ideas para escribir en ellas. Kowalsky habla –o por lo menos eso imagino yo- de sus viajes a lugares exóticos con playas paradisiacas o selvas de asfalto y hormigón; a países con culturas milenarias y completamente contrapuestas a la nuestra. Y es ahí, en esa diversidad y contraposición donde encuentra su inspiración. Por mi parte, debo decir que mi inspiración viene durante otro tipo de viajes. Fundamentalmente camino del contenedor con una bolsa de basura en la mano. ¡Pero cuidado! No por eso mis pensamientos son todos sucios. Lo que ocurre es que esos cinco minutos me son muy productivos.

Como veis, el problema es otra vez similar, pues aunque a estos viajes no me hago acompañar por mi MOLESKINE, tengo por lo tanto, que emplear tras la oportuna limpieza de mis ideas, el formato digital.

Gracias Kowalsky por compartir tus ideas y darme un motivo para escribir. Un abrazo y hasta pronto.

Gracias David, por contagiarme y hacer que este blog se despierte después de tanto tiempo en la vía muerta. Esto no viene al caso pero me apetecía decirlo.

Comentarios

Álvaro Santos ha dicho que…
Yo tengo moleskine, casa, casi inmaculada (anoté una vez un par de citas, a lápiz, para no violar demasiado el inmaculado vacío de la página), que me regaló, hace ya muchos años, Kowalsky. ¡Qué casualidad!
Pero es que, además, tengo varios cuadernos vacíos (muchos de ellos regalados), de diversos tamaños y formatos, con cierres de goma y de imán, con cubierta dura y con cubierta blanda, con portadas que reproducen geométricas decoraciones arábigas o facsímiles de ediciones antiguas de magnas obras literarias del inmenso Goethe... Y todos están inmaculados, puros, virginales.
Siempre me ha causado mucho respeto, y eso sí que lo tengo escrito, la página vacía. Y no sé por qué extraña razón me cuesta más volcar mi expresión en un teclado, sobre la página dibujada en la pantalla de un ordenador, que sobre ese inquietante espacio desierto que espera, sin embargo, a ser hollado por la pluma o, en mi caso, el bolígrafo.
Quizá tengas razón, y sea este atoramiento ante el papel vacío un asunto familiar. Pero no es hereditario, que bien que le daba nuestro progenitor al papel, tanto a mano como con la máquina de escribir.
Seguiremos dándole vueltas a la causa de este pequeño defecto nuestro...
Ana ha dicho que…
Yo no veo en los Santos ningún atoramiento ante la hoja en blanco. Es más, Jorge siempre escribe, con su pluma, todas sus reflexiones antes de pasarlas al ordenador.
El atoramiento viene quizás por temor a emborronar tan bella encuadernación.
Tenemos que aprender a disfrutar también de las cosas imperfectas.
¡Eso!A ver cuándo empiezo, que ya va siendo hora.
Un beso, Ana.
Angel Santos ha dicho que…
Resulta que con la Moleskine digital hemos, no solo canibalizado a la Moleskine real, sino tambien a otra modalidad literaria que siempre me ha gustado y nunca he practicado: la correspondencia epistolar.
Por medio de ste sencillo cuadrado en el blog reproducimos la posibilidad de enviarnos en ambos sentidos, ideas, reacciones y pensamientos a los expuestos.
Por eso me parece oportuno matizar que la Moleskine de Kowalsky no solo viajo a lugares exoticos, sino tambien a algunos muy poco ilusionantes, e incluso he de confesar que en algun caso incluso a sitios poco edificantes.
Tambien me acompano y acompana en otros viajes mas intimos, a menudo solitarios, no al basurero, sino al interior de la mente de Kowalsky, objetivo y fundamento del blog original.
Un abrazo
Paloma M. ha dicho que…
Pues que quereis que os diaga, yo no tengo una MOLESKINE, ni un cuaderno, ni diario.
He tenido muchos a lo largo de mi vida y me han durado un máximo de dos días.
El formato electrónico aporta muchas ventjas, la primera, como dice Jorge, es que los pensamientos llegan a los demás, y se enriquecen con sus comentarios, se realimentan y animan para multiplicarse después.
Pero para mi tiene también una desventaja que supone un riesgo de muerte, requiere por definición un ordenador, y después de un montón de horas delante de uno, llegas a casa con pocas ganas de seguir, con los ojos cansados, y la espalda contracturada, y lo dejas para mañana...
Unknown ha dicho que…
La verdad es que me da mucha envidia cuando veo compañeros de viaje, como cuando estuve recorriendo Jordania en un grupo organizado, que agarraban el cuadernito y se liaban escribir. Yo también soy de llevar un cuadernito que suele volver del viaje con las páginas en blanco excepto en un viaje que hice exactamente hace un año a Canadá y Estados Unidos en que hasta casi la mitad del viaje me molesté en ir apuntando mis experiencias. Luego me fue muy útil a la hora de montar el álbum fotográfico . Porque el gran problema que tenemos ahora es la gran cantidad de fotos que hacemos con nuestras cámaras digitales, que luego no sabemos ubicar con El paso del tiempo. Éste es un problema moderno : las fotos digitales .
Seguiré intentando lo del cuadernito 😜

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