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Mostrando entradas de marzo, 2009

Vuelta al escenaio

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Llevo tiempo sin escribir, lo se. En mi caso no es debido a un problema informático sino a que la constancia nunca ha sido una de mis virtudes. Pero, aquí estoy, dispuesto a luchar con el teclado y sacar alguna que otra idea inconexa (Qué peligro, cada vez me parezco más a Álvaro). En un primer momento, pensé en escribir sobre temas de actualidad tras la lectura dominical del periódico, pero luego he pensado en vosotros y he desistido. ¿Acaso vosotros no existis -mis lectores, me refiero- y sois producto de mi imaginación? Pensé en escribir sobre la acertada, pero mal desarrollada, retirada de nuestros soldados de Kosovo. También pensé en escribir sobre la "memoria histórica" o cómo cambiar la historia en diez capítulos. Luego, me dije que el tema del aborto y la libertad de expresión condicionada podía ser interesante. Acabé pensando en la libertad de culto en occidente comparandola con la de los países del Islam. Pero al final, aunque he sido tentado por los maoris, he deci

Mientras voy en bici

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No, en estos momentos no estoy camino del contenedor, sino sobre mi bicicleta. Bueno, esto tampoco es posible, no es fácil conducir y escribir al mismo tiempo ni siquiera en una MOLESKINE. Lo que quiero decir, es que el desarrollo ideológico de estas líneas ha sido mientras iba a trabajar en mi bicicleta. Y posiblemente por ir en bicicleta es por lo que haya empezado a pensar en cómo ha cambiado el empleo de la bicicleta con el paso de los años. No hace tanto, la bicicleta era un medio de transporte habitual en nuestra geografía e incluso en el ámbito militar existían unidades de ciclistas. Pero por algún motivo, en algún momento, la bicicleta pasó a ocupar un segundo plano, dando paso a los ciclomotores y coches. Empezó a considerarse algo pobre, síntoma de escaso poder adquisitivo. Todo aquel que quería mostrar su status social debía abandonar la bicicleta y optar por un coche. En los años 60 la bicicleta estaba prácticamente en desuso, relegada a los carteros y a los pueblos. Sólo l

A la basura con la MOLESKINE

Hace no mucho, Kowalsky comentaba en su blog que en sus viajes a todo lo largo y ancho de este mundo iba siempre acompañado de su MOLESKINE con la esperanza de encontrar un momento para plasmar sus experiencias y pensamientos. Sin embargo, a su pesar, esa compañera inseparable seguía virgen y ha sido ahora mediante la MOLESKINE digital cuando ha salido a la luz su yo más auténtico. Es posible por lo tanto, que esas ideas gestadas y acumuladas durante sus viajes adquieran ahora mayor madurez fruto del recuerdo y la reflexión. O, simplemente que ahora, haya encontrado el momento oportuno para escribir. En cualquier caso me alegro que haya elegido el formato digital pues con la MOLESKINE clásica, de tapas de piel y páginas amarillentas, esos pensamientos hubieran quedado ocultos, aprisionados por la goma de cierre. Yo no he viajado tanto como Kowalsky, aunque sí lo suficiente como para ir también acompañado de mi MOLESKINE. Con frecuencia la metía ju