Me voy de línea

Sí, me he ido de línea a Shanghái, es una de esas oportunidades que hay que aprovechar cuando surgen.
Trece (13) horas de vuelo rodeado de chinos que hablan más alto que los españoles, 13 horas oliendo a yatekomo y escuchando ronquidos. Pero no por eso hay que dejar pasar la opción de visitar esta macro ciudad de cerca de 23 millones de habitantes.

En algunos sitios verás que no necesitas visado, pero eso es sólo si Shanghái es una escala en tu viaje y tu estancia no supera las 72 horas. Ese no es mi caso así que  he tenido que obtener un visado con un coste de 130€.
La duración del vuelo y la diferencia horaria (7h) hacen que te sientas cansado así que un buen desayuno y una siesta son necesarias antes de dedicarte al turismo. 

Hace frio y esta lloviendo, incluso nevando a ratos, pero eso no impide que nos lancemos a descubrir la ciudad. Buscamos la estación de metro más cercana al Hotel que es E Nanjing rd, allí tomamos la línea 2 en dirección al Museo de Ciencia y Tecnología. El metro es fácil y todos los carteles están en chino e inglés. Cuatro paradas a 1Y por parada y habrás llegado al Mercado de moda y regalos AP Xinyang, también conocido como el más grande Fake market.

Si no quieres comprar nada, no te detengas en ningún puesto ni mires con especial atención nada o caerás en sus redes. No te sorprendas si en alguno de los puestos el dependiente se dirige a ti en español y te pregunta que si eres del Madrid o del Barcelona, debemos llevar escrito en la frente nuestra condición de españoles. Si al final decides llevarte algo, regatea. Juega con el vendedor. Está claro que él nunca va a perder e intentará sacar el máximo precio. A la primera oferta dile directamente que no y te vas, en segundos recibirás una oferta de "amigo". Es posible que insista y si tu te mantienes firme te pedirá que hagas tu una contra oferta. En este punto exagera hasta casi insultar con tu oferta, nunca más de la cuarta parte. Finalmente decide cuanto estas dispuesto a pagar y si realmente quieres comprar algo.

De regreso y antes de cenar, un paseo por E Nanjing Road, donde sus anuncios luminosos te harán pensar que estas en Nueva York en lugar de en Shanghái. 

Para cenar hemos escogido Mr and Mrs Bund, restaurante de estilo europeo algo carito, pero es lo que tiene ser un lugar de moda. Si tienes suerte con la mesa podrás disfrutar de unas maravillosas vistas del Pudong. Espectacular la costilla con salsa teriyaki asada durante 48 horas a baja temperatura.
Una buena noche de descanso en el Hotel Hyatt on the Bund y a seguir recorriendo la ciudad.  Tras dejar atrás los altos edificios del Pudong y sobrepasar el Bund con su estilo colonial, llegas a un espacio en el que por fin te sientes en China.  Los jardines de Yuyuan construidos hacia 1560, fueron concebidos como un lugar de descanso y meditación con diversos pabellones de estilo tradicional y numerosos estanques. A principios del siglo XX, parte de los jardines fueron reconvertidos en el Bazar de Yuyuan resultando un lugar interesante donde encontrar productos típicos. 
Las  pequeñas tiendas de artesanía  de Old Street  y sus galerías de arte te harán sentir el ambiente Chino de hace 70 años. Espero que te guste el té, porque The Old Shanghái Tea House es una parada obligatoria para admirar el local y disfrutar del procedimiento de preparación del té. Prepara el video porque te va a encantar.
Si te organizas bien el tiempo y no te entretienes demasiado, visita el Templo de Confucio. Si te pasa como a mi que me quede como bobo en el mercado de las flores, pájaros e insectos, tampoco pasa nada. Oirás cantar a grillos de todo tamaño y pájaros de todos los colores. Disfrutaras de los trinos y de la gran cantidad de plantas y bonsáis que querrías llevarte a casa.
Otros dos barrios o zonas que no puedes perderte son Xintiandi y Tianzifang. Pequeños barrios de estrechas callejuelas y casas de ladrillo (Shikumen). Construidos a principios del siglo XX como zonas residenciales hoy son zonas turísticas llenas de pequeñas tiendas y restaurantes. En Xintiandi, puedes visitar la casa donde Mao fundó el Partido comunista.
De vuelta en el hotel, intentamos cenar en el Vue Restaurant para saborear el que dicen es el mejor pato laqueado de Shanghái. Hay una celebración privada así que optamos por reservar en  Xindalu China Kitchen el otro restaurante del Hyatt de cocina tradicional. Mientras esperamos a que llegue la hora de la cena, degustamos una cerveza china en el  Vue Bar con unas impresionantes vistas nocturnas de Pudong.

Hasta aquí ha dado de si la línea a Shanghái. Pronto os contaré otra línea u otro viaje.

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