Sin Blog no eres nadie
Todos hemos oído hablar del Género Epistolar. A todos nos suenan las epístolas de San Pablo a los corintios o a los tesalonicenses e incluso aún recordamos de nuestro bachillerato las Cartas Marruecas. De igual manera, el hallazgo de correspondencia entre dos ilustres personajes ha servido para entender mejor sus personalidades y el momento histórico que vivieron. También estoy seguro que la mayoría hemos ejercitado el género epistolar. Largas o escuetas cartas dirigidas a nuestras novias y novios, que hemos atesorado y hoy constituyen un recuerdo imborrable de nuestra pasión y juventud. Igualmente influidos por la literatura o por la Guerra fría, hacíamos uso de la mensajería. Utilizábamos a nuestra amiga como correo del Zar y enviábamos un mensaje cifrado expresando nuestro amor o acordando una cita a la salida del cole. ¿Ha cambiado algo desde entonces? De adolescentes esperábamos impacientes la llegada del cartero. Intentábamos ser los encargados de coger el correo para